A propósito de la agresión al colega del Liceo de Buin

A propósito de la agresión al colega del Liceo de Buin

El día miércoles 17 de mayo, en el Liceo A-131 de Buin, se generó una agresión al colega al interior de una sala de clases, la cual fue viralizada por las propias alumnas que registraron el hecho con sus celulares. Desde ya enviamos nuestro apoyo solidario a él y a los cientos de profesores que mes a mes son menoscabados en su dignidad.
Si a este caso le damos una mirada más amplia, esto es una clara expresión de que los niveles de agresión y violencia han experimentado un salto cualitativo y cuantitativo: ahora son más que antes la cantidad de situaciones de agresión a los docentes, además de lo violentas. En este sentido, es una señal evidente de cómo los profesores hemos perdido la autoridad cultural asociada a nuestro rol pedagógico en la sociedad.
Una de las razones que explican lo anterior, tiene que ver con que la política ministerial de convivencia escolar ha fracasado. La aplicación real de los reglamentos de convivencia se ha ido flexibilizando y relativizando, ya que las sanciones cada vez son más “formativas” pero alejadas de sanciones ejemplares, pues muchas veces las toman equipos de convivencia descontextualizados de la realidad en el aula. Esto se junta además con la falta permanente de recursos para llevar adelante las medidas reparatorias, la crisis de las redes externas así como con el interés económico de los establecimientos de no perder matrículas ni subvenciones por asistencia. En la práctica, hoy los establecimientos no cuentan con ningún mecanismo efectivo que garantice un buen trato entre estudiantes y condiciones seguras para el ejercicio docente.
Por otro lado, existe un silencio cómplice desde el Colegio de Profesores que ha puesto el foco en otros temas dejando de lado lo esencial: las condiciones laborales y de aprendizaje en que nos desenvolvemos diariamente. Demandas como la suspensión a la doble evaluación, jornadas de educación no sexista, pago de deudas a los docentes, si bien son legítimas y necesarias, no tienen ni generan ánimo alguno de movilización por cambios concretos que apunte a dignificar nuestro trabajo.
Bajo este difícil escenario, no nos queda otra que masificar y profundizar la comunicación entre los colegas, discutiendo desde los problemas concretos de nuestras escuelas y liceos las demandas y acciones que nos permitan mejorar los climas de aprendizaje, donde los alumnos cuenten con jornadas escolares que combinen la exigencia académica con el deporte, las artes y las ciencias, mientras que los profesores contemos con condiciones de trabajo dignas: con estabilidad laboral, un sueldo digno y con el tiempo y lugar para desarrollar todas las tareas lectivas y no lectivas, además de cualificarnos a través de un nuevo sistema de profesionalización, sin la actual evaluación docente.


¡A organizarnos para luchar y dignificar nuestra labor!
NORMALIZAR Y NIVELAR RUTINAS ESCOLARES
FIN A LA JORNADA ESCOLAR COMPLETA
FIN A LA EVALUACIÓN DOCENTE
TRABAJO ESTABLE Y SUELDOS DIGNOS

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