Plan de reactivación escolar ¿Qué nos toca esperar?

Plan de reactivación escolar ¿Qué nos toca esperar?

Sin lugar a dudas, para cualquier docente el 2022 será recordado como uno de los años más caóticos que nos ha tocado ejercer. Y si hay que ponerle nota al nuevo ministro, con facilidad podríamos decir apenas alcanzó el 4… y con suerte. Realmente brilló por su ausencia y por sus medidas confusas, de poco alcance y con letra chica, como la flexibilización de la JEC pero voluntaria, o el adelantamiento de vacaciones de invierno pero con turnos éticos. Mientras que el resto del año, escuelas y liceos a la deriva, salvándose como podían ante la agudización de los problemas de la adaptación escolar post-pandemia. En resumen, cero aporte.

Pero la crisis en educación ya no da para más y, si bien el sentido de urgencia evidentemente no es característico de este gobierno, de alguna forma en La Moneda ven una oportunidad para remontar en las encuestas. En esta línea, el pasado 16 de enero el jefe de la cartera, Marco Ávila, anunció un plan de reactivación educativa 2023, el que considera 4 aspectos:

  • Fortalecimiento de habilidades de lectoescritura en estudiantes de 2° a 4° básico, a través de la contratación de 20 mil tutores y la entregade un kit de apoyo pedagógico a todos los establecimientos.
  • Revinculación escolar de estudiantes con baja asistencia o que han desertado, mediante la contratación de 1.300 profesionales y gestores territoriales con apoyo de las municipalidades.
  • Convivencia y salud mental, a través de apoyo psicosocial focalizado en 2.100 establecimientos del país.
  • Creación de un Consejo para la Reactivación Educativa, compuesto por 23 representantes del mundo académico, político, empresarial y educacional, para entregar recomendaciones al MINEDUC durante el primer semestre. 

Las medidas claramente llegan un año tarde, pero independiente de ello, hay dos grandes razones por las que dejan gusto a poco.

  1. La cobertura y el impacto de las 3 primeras acciones es bajísimo. Quienes trabajamos en aulas, sabemos de la envergadura del descenso en los aprendizajes provocado por la educación virtual y de los desafíos pedagógicos que exige la nivelación escolar, incluso año tras año. Un kit de materiales enviado por correo, sin jornadas completas de diagnóstico o espacios de reflexión y coordinación pedagógica para la enseñanza en cada establecimiento, claramente quedará corto.

Por otro lado, la conformación de equipos de profesionales y tutores para abordar el descenso pedagógico, la asistencia, la revinculación y la convivencia escolar, parece más una bolsa de empleo para especialistas del área social, que una solución real a los grandes problemas educativos. Por ejemplo, solo el 2022 se estimó que hubo 50.000 estudiantes que abandonaron la escuela, mientras que 1.300.000 dejaron de asistir regularmente, por lo tanto, cada profesional o gestor encomendado a esta tarea debería, en teoría, retornar a un promedio de 40 alumnos a las salas de clases y mejorar la asistencia de 1000 alumnos durante el año, ¿casi imposible, verdad?

Por último, la crisis de convivencia escolar ha sido transversal a todos los establecimientos del país, sin embargo, sólo se piensan intervenir 2.100 de un universo total cercano a los 11.000, ¿qué pasará con el resto?

2. El Consejo para la Reactivación Educativa está integrado por los mismos que han administrado y dado estabilidad al modelo educativo de mercado que hoy hace estragos.

Por una parte, reaparecen varias caras conocidas del mundo político como Yasna Provoste (DC), Juan Santana (PS), Ignacio Briones (EP), Adriana Delpiano (PPD) e incluso nuestro representante gremial Carlos Díaz Marchant (CdP), especialistas en negociaciones eternas y en legislar tardíamente sobre temas de urgencia para el profesorado (como lo fue la suspensión de la evaluación docente 2022). Pertenecen a partidos que tienen intereses directos con el negocio educativo, estimularon la educación subvencionada y han trabajado por mantener el marco regulatorio actual (Evaluación Docente, Ley de inclusión, Jornada Escolar Completa, Nueva Educación Pública, entre otros).

Algunos rostros del mundo académico como Rosa Devés (rectora U Chile), Ignacio Sánchez (rector U Católica) o Víctor Orellana (Nodo XXI y CIAE), han sido cómplices de los procesos de privatización de las universidades y del empobrecimiento de su calidad en los últimos años. Además, son responsables de mantener la estandarización de las evaluaciones SIMCE y PAES, y de conservar el nicho de negocio que tienen sus universidades con la creación de estas pruebas, que en nada aportan para disminuir la brecha educativa sino todo lo contrario.

En tercer lugar, se encuentran Pedro Díaz (FIDE), Hernán Herrera (CONACEP), Pedro Larraín (Belén Educa) y Marcela Marzolo (Acción Colectiva), es decir, representantes de los grandes empresarios de la educación que en los últimos 30 años han convertido la educación en un verdadero bien de consumo dejando ganancias multimillonarias en los bolsillos de sostenedores, corporaciones y fundaciones, pero excluyendo a la mayoría de estudiantes de Chile de una educación digna y de calidad.

¿Podemos esperar algo realmente transformador y positivo que impacte en nuestras comunidades educativas con estas medidas?

El chiste se cuenta solo.

Como Pueblo Docente, creemos que solo la organización y el protagonismo docente nos permitirán afrontar este retorno a clases 2023 con más claridades. Seguramente apenas nos enteraremos de las acciones del MINEDUC por televisión o redes sociales, porque bien sabemos que en las escuelas y liceos donde el pueblo se educa todo sigue igual… o peor. Por lo mismo es nuestro deber expresar, desde el día número uno, nuestra preocupación en torno a los aprendizajes, los climas de aula, la  convivencia y la deserción escolar al interior de nuestros establecimientos, para avanzar en soluciones que den respuestas efectivas a las problemáticas más urgentes que se requieren para mejorar los procesos educativos.

Junto a ello, llamamos a retomar la lucha y la movilización. Basta de espera y pasividad en el gremio. Basta de complicidad de los dirigentes del Colegio de Profesores con el gobierno. Las grandes demandas sentidas por el profesorado en torno a la falta de recursos para la enseñanza, la Jornada Escolar Completa, la Evaluación Docente y la estabilidad laboral seguirán pendientes, y no se volverán una realidad mientras no seamos una fuerza organizada a nivel nacional que pueda disputarlas con decisión, poniendo en el centro de nuestra crítica la importancia de dignificar la educación de las nuevas generaciones y las condiciones para ejercer nuestra profesión.     

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