Suspensión de la Evaluación Docente 2022: la espera que ya parece un chiste

El 5 de julio el Ministerio de Educación presentó ante el congreso el proyecto de Ley Miscelánea donde uno de sus puntos principales era plantear la voluntariedad del proceso de evaluación docente para este y el próximo año.

A cien días de su ingreso, gran parte de los docentes que les correspondía evaluarse, ya comenzaron a hacerlo: la creación del portafolio, la grabación de la clase y la inscripción para la prueba de conocimientos. Esta eterna espera ha generado un efecto de resignación e incertidumbre en nuestros colegas; algunos presionados por los plazos y otros por la desconfianza de que los congresistas puedan resolver a tiempo esta demanda.

Los orígenes de la tardanza

No es novedad que los trámites legislativos en general son extensos y demorosos, sin embargo, en un año de crisis social, donde la premura debería estar puesta en atender las necesidades urgentes de la población, vimos como todos los parlamentarios, dirigentes nacionales del Colegio de Profesores y el mismo gobierno se enfocaron únicamente en la campaña por el Apruebo y el Rechazo, dejando de lado completamente la suspensión de la Evaluación Docente. Luego del resultado de la elección del 4 de septiembre, se ha ido dilatando, semana tras semana, con burocráticas excusas de por medio que solo demuestran la incapacidad de los políticos para votar una ley tan simple como esta.

Por el orgullo de ser profesor: Fin a la Evaluación Docente

Nuevamente queda demostrado que la clase política sigue teniendo el sartén por el mango al momento de impulsar cambios, siendo la protagonista a pesar de su inoperancia y falta de voluntad. Esto no debemos seguir aceptándolo. Con un sentido de autocrítica, hay que reconocer que el protagonismo de ellos responde directamente a la falta de unidad y organización real del profesorado para luchar por las transformaciones que necesitamos. Por lo mismo debemos convertirnos en profesores activos y entusiastas que seamos capaces de convocar a más colegas a participar comprometidamente en todas las acciones que apunten a terminar con este nefasto sistema de evaluación, ampliando la crítica, la reflexión y la denuncia en nuestros espacios de trabajo para salir con fuerza otra vez a las calles y gritar con una sola voz: ¡Qué no se suspenda, qué se elimine la Evaluación Docente!