Análisis del paro docente
Durante los últimos años, conforme se ha ido acrecentando la crisis política y social en el país, se ha ido creando un sistema de trabajo docente cada vez más inhumano para ejercer la labor.
El actual sistema educativo no ha permitido, a pesar de su rimbombante discurso de la profesionalización docente, cumplir con la idea de mejorar las condiciones de enseñanza, por el contrario, las ha empeorado radicalmente.
La crisis actual de la educación chilena pone en la mesa la oportunidad de radicalizar nuestra crítica, entendiendo esto como la capacidad de profundizar y ampliar la lucha por nuestras demandas históricas, además debemos mirar hacia el futuro de las luchas docentes.
Para analizar el momento actual, no debemos caer en el error de pensar que la pandemia es la causal única de todos los males que día a día aquejan a miles de docentes. Es la naturaleza del actual sistema que jamás pondrá en el centro al ser humano y su dignidad, por el contrario, impulsa la degradación moral y social que se expresa diariamente en los jardines, escuelas y liceos del país. Un claro ejemplo de esto son las aspiraciones de los jóvenes en términos educativos, pues en la actualidad la educación toma sentido solamente cuando trae consigo un beneficio económico. Todo lo anterior amparado por un marco regulatorio antipedagógico que termina por desincentivar el aprendizaje y esfuerzo de los estudiantes.
Con algunas diferencias dependiendo de cada establecimiento, el maltrato a docentes, la pérdida de interés en el estudio por parte de los estudiantes y los problemas de aprendizaje, son las mayores dificultades del quehacer docente.
Paro Nacional de Agosto
Analizar el Paro Nacional de agosto nos debe proporcionar una reflexión sobre las enseñanzas que este deja. Ya que si bien, fue un paro acotado en tiempo y en masividad, hay elementos que debemos denunciar y destacar. Esto nos permite afrontar las debilidades con mayor claridad y conciencia hacia el futuro.
En primer lugar, los docentes recibieron un petitorio ambiguo que si bien planteaba demandas históricas no motivó el ánimo de movilización. Muchos se adhirieron por empatía a los colegas afectados por la Deuda Histórica y el no pago de las menciones a las educadoras diferencial y de párvulos. Demandas como el cambio curricular relacionado a la Jornada Escolar Completa (JEC) no fue una demanda convocante en la realidad. El poco énfasis para reestructurar la JEC, no permitió instalar en el escenario nacional una crítica a esta estafa educativa. El Colegio de Profesores no quiso plantear lo antipedagógico y agobiante que ha sido la JEC, posteriormente, este punto pasó desapercibido convirtiéndose en una actividad más emanada por el Ministerio de Educación, con poca participación y reflexión real. Finalmente, la demanda por justicia económica relacionada al no pago de las menciones para las colegas de educación parvularia y diferencial no tuvo respuesta precisa y adecuada. Miles de educadoras seguirán a la espera de las iniciativas de tal o cual político, que en contextos de elecciones se acercarán a ellas para buscar futuros votos.
Organización docente
En sectores donde había grupos más organizados se aprecia que se logró convocar a más profesores y abordar la discusión con mayor énfasis y participación, pero en la gran mayoria de las escuelas, el gremio no logró dar una respuesta con masividad y protagonismo.
Lamentablemente, se evidenció con mayor claridad la pugna interna entre sectores “Aguilaristas” (a cargo del Metropolitano) y el Directorio Nacional: sector de Carlos Díaz Marchant (PH), Paulina Cartagena (PC) y Eduardo González (MUD). Esto nos confirma el posicionamiento electoral de Mario Aguilar y su fuerza en el metropolitano, usando el mismo método contra Jaime Gajardo (PC): agudizar el discurso movilizador para quedar como un dirigente más duro y apegado a las bases.
Si bien el presidente Carlos Díaz intentó plantear que la adhesión era masiva, no fue tan así. Es sabido que los docentes del sector público representan diversas tendencias políticas, existen colegas que se identifican con la cultura del paro, pero en la práctica la escases organizativa se hizo muy evidente y hacía notar que la opción de un paro indefinido no lo quería nadie. El paro no tenía pies ni cabeza.
El directorio nacional no quería paro indefinido tampoco, esto lo llevó a actuar sin una propuesta de lucha efectiva para el gremio. La conclusión es simple; contener cualquier posibilidad real de movilización y dejar que el paro cayera por sí solo. Para el PC, ahora oficialismo, la idea que posicionaron guarda relación con la frase: “este no es el momento”, una vez más.
Además, fue evidente el voto forzado última jornada de votaciones. Desde el directorio trataron de hacer ver la propuesta del gobierno como adecuada y perfectible en futuras mesas de trabajo a futuro, ahora con Nicolás Cataldo.
En conclusión, una movilización indefinida era insostenible con un 47% de adhesión, con poca gente en las escuelas y en las acciones programadas. Las bases en la actualidad no responden con ímpetu a los llamados del Colegio de Profesores, ya sea por condiciones locales (escuelas o comunal), el fantasma del descuento o el posible aplazamiento del año escolar.
Para el actual momento, debemos salir acumular a la interna, reagrupar fuerzas para las posibles desvinculaciones a fin de año. Debemos denunciar la complicidad entre el actual directorio y el gobierno de turno y seguir construyendo las condiciones para salir a luchar desde nuestros territorios, en nuestras escuelas y liceos con demandas concretas, efectivas y que pongan en el centro la dignidad docente.
En cuanto a la coyuntura actual ad portas de un nuevo fracaso constituyente, los docentes no debemos creer en falsas promesas de políticos ladrones y corruptos, es momento de retomar el ímpetu de lucha con nuestros colegas, organizándonos, encontrándonos y articulando las distintas fuerzas de docente que luchan día a día desde sus salas departamentos, salas de profesores, comunales o sindicatos.