DECLARACIÓN PÚBLICA, MARZO 2022

A partir del dos de marzo, la vuelta a clases nos sorprendió con una serie de situaciones problemáticas que han tensionado nuestra labor y han provocado una crisis en la convivencia al interior de las escuelas y liceos del país. Ante ello, como Pueblo Docente declaramos lo siguiente:

1. La pandemia agudizó la precariedad del proceso pedagógico, lo que se tradujo en la pérdida de rutinas en los estudiantes y de ambientes propicios en el aula, y su repercusión en la disminución de aprendizajes. El alto número de situaciones conflictivas al interior y fuera de los establecimientos durante este inicio de año escolar, determinará los esfuerzos y resultados en el proceso educativo.
2. Los docentes nuevamente estamos a la deriva, improvisando formas para afrontar este difícil contexto. Esta situación golpea nuestra vocación e impacta directamente en las condiciones para enseñar. Por lo demás, tampoco contamos con el tiempo ni las instancias de trabajo para resolver los casos o diagnosticar los climas de aula en las escuelas.
3. Ni el Mineduc ni el Colegio de Profesores han impulsado planes y/o propuestas serias que aborden el descenso pedagógico y el aumento de dinámicas disruptivas. Sólo se centraron en el debate de la presencialidad sin prever las dificultades pedagógicas que iban a enfrentar los docentes al volver a clases. Por otro lado, está en curso una negociación con demandas meramente sanitarias, que no precisamente resuelven la actual crisis que enfrentan las comunidades educativas.
4. Con respecto a las medidas de flexibilización a la Jornada Escolar Completa (JEC) propuestas por el Mineduc, se espera que en un mínimo de cuatro semanas las comunidades educativas experimenten una reducción de la extensión horaria con el argumento del disminuir el estrés en los estudiantes. La iniciativa señala que, luego de completado su tiempo, los colegios deberán retornar al régimen actual de 8 horas. Sin embargo, creemos que este anuncio es una total ridiculez, pues, además de ser un período muy acotado, significará un desorden administrativo que afectará directamente en el complejo panorama laboral que estamos enfrentando los docentes.
5. La situación actual nos da la oportunidad de asumir el protagonismo necesario para enfrentar estos problemas desde cada establecimiento con unión, trabajo colaborativo y organizado, que nos permita realizar un diagnóstico claro, definir estrategias y acciones concretas, a través de consejos de profesores resolutivos o espacios donde abordemos las principales dificultades que afectan nuestro ejercicio.
6. Los docentes debemos movilizarnos para exigir al Mineduc un Plan Nacional de Normalización Escolar que se encargue de la convivencia escolar y de la recuperación de aprendizajes. Este plan debe ser universal y presencial, debe garantizar instancias y tiempos para la reflexión, junto con entregar lineamientos y recursos pedagógicos efectivos. Para llevarlo a cabo  debe reestructurarse definitivamente la jornada escolar, poniendo fin a la actual JEC, pues de este modo podrían asegurarse las condiciones de trabajo.
7. A propósito de lo anterior, exigimos el fin de la JEC, ya que ha resultado un total fracaso para la mayoría de escuelas públicas y subvencionadas del país  por no contar con los recursos, debiendo estrujar a sus propios profesores con más horas de clase, talleres improvisados o reforzamientos para las pruebas estandarizadas, mientras sólo una minoría de colegios privilegiados ha gozado de la tan anhelada “educación integral”.

PARA ENFRENTAR LA CRISIS DE LA EDUCACIÓN: PLAN NACIONAL DE NORMALIZACIÓN ESCOLAR

DESDE CADA LICEO Y ESCUELA: NO MÁS JORNADA ESCOLAR COMPLETA