FIN A LA EVALUACIÓN DOCENTE

FIN A LA EVALUACIÓN DOCENTE

El Sistema de Desarrollo Profesional Docente dentro de sus aristas contempla la Evaluación Nacional Docente. Su finalidad, según el Ministerio de Educación, se presenta con el objetivo de “fortalecer la profesión docente y contribuir a mejorar la calidad de la educación”. Sin embargo, en el marco del modelo educativo de mercado, se ha convertido en un motivo de lucro para distintas universidades y a las más de ochocientas agencias técnico-pedagógicas privadas.


En este escenario, los anteriores gobiernos, el actual y el Colegio de Profesores, han actuado como parte de una misma elite política que tiene intereses directa e indirectamente en este mismo negocio.

¿Qué es la Evaluación Docente?


Es un modelo de desarrollo profesional para los docentes de Chile que se actualiza a partir de la promulgación de la ley N° 20.903 que crea el Sistema de Desarrollo Profesional Docente. Es un instrumento que considera la estratificación de los docentes a través de tramos en la denominada Carrera Docente que dependen del puntaje obtenido en el portafolio de la evaluación y en la prueba de conocimientos específicos y pedagógicos.


En el 2017 se abrió el primer proceso mediante el cual los sostenedores de establecimientos particulares subvencionados y de administración delegada pudieron solicitar el ingreso de sus establecimientos al Sistema de Desarrollo profesional Docente a partir del 2018.


Tal evaluación cuenta con distintos instrumentos que apuntan a medir el desempeño del trabajo docente a través de: Un portafolio, la clase grabada, la prueba de conocimientos pedagógicos y disciplinares y, en estos últimos años, el trabajo colaborativo. El objetivo de estos instrumentos sería “evidenciar el
desempeño y las prácticas docentes que permitan un proceso de enseñanza de calidad”.


Existen cinco tramos para que los docentes progresen en la medida que van demostrando las competencias y experiencias pedagógicas: inicial, temprano, avanzado, experto 1 y experto 2.


Es importante decir que la obligatoriedad es para todo el profesorado que se desempeña en establecimientos municipales y en los Servicios Locales de Educación, sin embargo, durante los últimos
años se ha incorporado masivamente el sector particular subvencionado.


Razones para poner fin a la evaluación docente:

  1. Desprofesionaliza nuestra labor docente, dejando en evidencia las serias falencias en la formación inicial en términos de manejo del conocimiento y de saberes pedagógicos: se asume que la pedagogía “se aprende en la medida en que se practica” y mediante capacitaciones. Además, no existe una política nacional de formación continua que propicie cursos o capacitaciones que aporten a las prácticas pedagógicas, más bien es un ambiente propicio para el negocio educativo a través de las famosas ates y la implementación de sus capacitaciones de bajísima calidad y descontextualizadas a la realidad escolar.
  2. La evaluación actúa como una simulación fuera de realidad. Desde la creación de un portafolio
    utilizando términos que se acomoden a las “nuevas tendencias educativas” o la compra – venta de este, hasta la clase teatralizada que poco tiene que ver con el verdadero trabajo en aula, demuestran que este mecanismo no es más que una puesta en escena bien planificada.
  3. El proceso de preparación de la evaluación no es coherente con la situación laboral de los docentes de Chile: El nulo tiempo no lectivo lleva a que el docente prepare la evaluación fuera de su horario de trabajo y, en la mayoría de los casos, gastando sus propios recursos en capacitaciones para abordar de mejor manera el proceso. Junto con esto se encuentra la tensión psicológica que genera
    el hecho de un posible mal resultado y los posibles cuestionamientos que se deriven de este.
  4. El sueldo no puede depender del encasillamiento según el resultado de una evaluación, ni menos debe ser la principal motivación por la cual someterse a este proceso, ya que desvirtúa completamente el sentido del desarrollo profesional. La evaluación docente, además de todo
    lo que genera como negocio, en sí misma, actúa como un mecanismo discriminador que presiona coercitivamente a los profesores, totalmente alejada de lo que debería ser un plan de desarrollo
    docente con otros fundamentos y proyecciones.

    Luchar por poner fin a evaluación docente es una demanda justa y necesaria que los docentes debemos hacer parte en nuestras escuelas y liceos, convocándonos para ampliar su denuncia, organizarnos y movilizarnos.

    One thought on “FIN A LA EVALUACIÓN DOCENTE

    1. Quiero el fin a la evaluación docente es una agobio más a este sistema q no deja trabajar, soy educadora d Párvulos amo mi trabajo pero el agobio laboral me tiene con crisis de pánico y ya no quiero más.

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *