Los problemas de la adaptación escolar y la nivelación de aprendizajes, una oportunidad para retomar el protagonismo docente

A tan solo 2 meses de iniciar las clases, ya sentimos el cansancio de diciembre.

No bastan muchos años de ejercicio profesional para tener en cuenta que  cada inicio de año escolar es un gran desafío para las comunidades educativas. Sabido es que nuestros estudiantes después de las vacaciones se incorporan a la escuela acarreando los hábitos y rutinas propias de la época estival: levantarse tarde, desorden en los horarios de alimentación, menos horas de sueño, aumento de las dinámicas callejeras y las bastantes horas al día que pueden estar sentados con los juegos en línea. También es sabido que todo lo anterior no es coherente con las rutinas marcadas y muy propias de la dinámica de la escuela y el liceo (cumplir con el horario de llegada, el tiempo que pasan en sus puestos frente a distintos profesores, los  momentos para ir al baño, para almorzar y para irse a la casa, etc.), por lo que era de esperarse que luego de un año y medio de clases virtuales, adaptar a los estudiantes a la dinámica escolar iba a ser un proceso muy distinto y sin duda lleno de tensiones y desafíos.

Sin embargo, las principales problemáticas que hoy afectan nuestro ejercicio docente han sido invisibilizadas por el énfasis que se le ha puesto a los emergentes y graves casos de violencia escolar (acosos, abusos, peleas y agresiones hacia miembros de las comunidades). De hecho, el impacto mediático que han tenido estas noticias no ha permitido poner en la palestra que hoy somos los docentes junto a los alumnos, actores fundamentales del proceso educativo, los más afectados en este contexto de adaptación escolar.

Nos preocupa que los desafíos de recuperar y nivelar los aprendizajes, que hoy se han acentuado aún más a causa de la pandemia, se vean interrumpidos por las dificultades de establecer un clima escolar adecuado y propicio para nuestra labor educativa en las aulas. Por lo mismo, sabemos que  para llevar a cabo el proceso de nivelación escolar es determinante el trabajo de normalizar las rutinas escolares, de lo contrario, todo esfuerzo en la preparación y desarrollo de las clases será infructífero.

¿Cuáles han sido las dificultades actuales?

• La pérdida de rutinas básicas por parte de los estudiantes no permite desarrollar ambientes de aprendizajes que propicien el trabajo, el orden y el respeto. Tampoco, una actitud que estimule la responsabilidad, la disposición a aprender y al estudio. Ejemplo de esto son las dificultades para que los estudiantes guarden silencio, se sienten, mantengan el aseo de la sala, sean puntuales al ingresar a clases, sigan instrucciones de la profesora, etc.
• El aumento de las dinámicas de violencia dentro y fuera de la escuela no encuentran un freno a pesar de la existencia de reglamentos internos, tensionando los ambientes de buena convivencia escolar y generando una sensación de inseguridad e impunidad.
• La falta de espacios de reflexión y coordinación pedagógica que permitanidentificar y abordar los problemas de adaptación escolar, unificar criterios y desarrollar acciones concretas que vayan en la dirección de dar soluciones a tales dificultades. Ejemplo de lo anterior es que a la fecha, la gran mayoría de las comunidades no han logrado establecer acuerdos, normas o procedimientos para llevar a cabo la normalización escolar.

Los responsables: el MINEDUC y el Colegio de Profesores

En este escenario, donde las autoridades ministeriales de la administración pasada y la actual no vieron venir los problemas que hoy se presentan en las escuelas, los docentes nos sentimos arrojados a un contexto escolar difícil de atender en el día a día, sin lineamientos, ni planes serios, ni acompañamiento para abordar la pérdida de rutinas escolares, los complejos climas de aula y el descenso de aprendizajes. Y el principal responsable de esto es el MINEDUC, que desde una posición pasiva y desconectada de la realidad escolar, a través de sus últimas iniciativas (Jornada por educación no sexista y de Convivencia escolar) sólo sigue opacando las dificultades reales que afectan el ejercicio docente, dejando a las comunidades educativas completamente a la deriva.

Por otro lado, el silencio cómplice del Colegio de Profesores frente a estos problemas, solo refuerza la campaña mediática sobre los hechos de violencia más graves, sumándose al abanico de opiniones en las secciones de crónica roja de diarios y noticieros. Desde una dimensión paralela, las “urgencias” de la actual directiva gremial están enfocadas en cuestiones especialmente económicas (deuda histórica, bono de retiro y devolución del bono Cpeip), que poco y nada resuelven las dificultades cotidianas del profesorado en el actual contexto y que solo le sirven a los dirigentes para mostrar sus caras para abrirse espacios con el nuevo gobierno.

¿Qué debemos demandar los profesores de Chile?

• En nuestras escuelas y liceos: espacios  de reflexión y coordinación pedagógica para abordar el problema de los climas de aula, aprender técnicas y definir estrategias de normalización.
• Al Mineduc: planes, recursos y herramientas pedagógicas efectivas que orienten y aporten al proceso de normalización escolar en todos los establecimientos del país.
• Jornadas de actualización y modificación de los reglamentos internos para mejorar su aplicación ante situaciones que vulneren las normas de convivencia dentro de las comunidades escolares.
• Mayor contratación de personal para ampliar la vigilancia y manejo de situaciones conflictivas, sin sobrecargar las funciones de docentes y asistentes de la educación.
• Disminución de la jornada escolar completa durante todo el 2022 para focalizar el trabajo no lectivo (planificación de la enseñanza, evaluación de aprendizajes, atención de apoderados y alumnos, etc.).