Porque a pesar de todo, sentimos orgullo de ser profes

Estimados colegas, un nuevo año escolar ya está en curso. Siempre los retornos nos traen cosas nuevas o algunos cambios que nos provocan algo de incertidumbre y expectativas. Con el pasar de los días, el cuerpo que ya se había adaptado a la dinámica del largo y nostálgico verano, se va paulatinamente acostumbrando al ritmo escolar. El despertador vuelve a sonar muy temprano, los tacos, el desgaste de la voz y el rigor que impone la JEC al son del toque de timbre, nos demuestran que llegó marzo.
Los que fueron profesores jefes y licenciaron el año anterior (octavo o cuarto medio), ven con cierto recelo el retomar una nueva jefatura de curso, sin embargo, toda resistencia se esfuma al entrar al aula y conocer al nuevo grupo, vuelven a reflotar las expectativas, un “sacudón de responsabilidad” nos invade y nos pone en disposición de volver a enseñar, de volver a formar y entregar con afecto lo mejor de cada uno al servicio de los nuevos grupos niños y adolescentes.
Desde Pueblo Docente, creemos fundamental que nuestro gremio retome con fuerza un rol protagónico en la sociedad, no sólo con la finalidad de reivindicar sus demandas, sino también para levantar las demandas de lucha de todo el pueblo trabajador, como ocurrió tantas veces a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, somos conscientes de que el posicionamiento del profesorado se ha debilitado en las últimas décadas por diversos factores. Uno que queda a la vista es el carácter entreguista de las dirigencias que se han sucedido en los últimos tiempos, que ni vergüenza tuvieron de aceptar la propuesta del gobierno (ahora ley) de “reparación” a la deuda histórica, migajas que llegarán por gotera a los docentes que por décadas esperaron y lucharon por una solución digna y real para tamaña injusticia.
Por otra parte, los resultados de la PAES y las postulaciones a la educación superior evidenciaron una disminución significativa en la carrera de pedagogía. Esto prueba que, más allá de los incentivos parche que el modelo de mercado en alianza con el Estado han instalado para mejorar el atractivo de ser docente en Chile, la imagen sombría que la sociedad tiene con la carrera de pedagogía ante las “luces del éxito” que proyectan otras carreras profesionales o técnicas es una realidad difícil de cambiar, si es que realmente no se ven las razones profundas de la desafección de los estudiantes nóveles por querer ser profesores. Ello se refiere por supuesto a las condiciones laborales (partiendo por un salario digno y sin recortes, tal como han exigido con valentía los colegas de Santiago centro y Magallanes por estos días) y a la escasa valoración de nuestro rol como educadores, que implica elementos más transversales y culturales pero que se expresan, por ejemplo, en la pérdida de respeto hacia nuestro trabajo no sólo en el aula, sino también desde las grandes esferas de la institucionalidad, la política e intelectualidad.
Colegas, en este triste escenario de abandono y empobrecimiento en que se encuentra la educación chilena, con un gobierno que francamente ha sido “cero aporte” para nuestro sector, llamamos con urgencia a impulsar el debate en nuestras escuelas y liceos, a organizarnos dentro y fuera de los establecimientos para avanzar hacia un pensamiento común que exprese las grandes aspiraciones de cambio y sea capaz de movilizar al magisterio en cada rincón del país.
A recargar los plumones y el sentido de unión. Que la vuelta a clases nos brinde el momento de encontrarnos y de reflexionar conscientemente sobre las problemáticas que afectan nuestra labor, sin decaer en la larga tarea que significa defender con orgullo el hecho de ser profesores.
Fraternalmente,
Pueblo Docente.